Desde ese día, André Phillippé ha vencido varias batallas, entre ellas el haber estado casi un año en coma. Hoy vive la mayor de sus tristezas, ya que su perrito llamado Nicolás Mora se le escapó el pasado martes, lo que le ha ocasionado la mayor de las depresiones, hasta el punto que el niño de siete años ha perdido gran parte de su deseo de vivir, puesto que no desea comer y le están dando fiebres.

"Quiero que vuelva", es una de las pocas frases que dice en voz baja y ronca con la única cuerda bucal que le quedó después de la traqueotomía que le realizaron.

Su madre, la señora Dorian de La Villa, vive la amarga angustia de no poder librar a su hijo de ese dolor. Resaltó que pasó un año en Cuba, donde le realizaron varias operaciones al niño, en ese tiempo su nostalgia era por su Nicolás, puesto que siempre le decía: "mami, mi perrito debe estar solito".