El jugador, cuya plaza estaba destinada inicialmente al ahora madridista David Beckham, llegó a un equipo sumido en una crisis deportiva e institucional y, en apenas tres años, lo ha convertido en campeón de Europa.

El brasileño está a punto de cerrar un 2006 intenso, pero agridulce, con éxitos mayúsculos como la victoria en la final de la Liga de Campeones, pero fracasos sonados como el Mundial o la final del Mundial de Clubes.

Ronaldinho se ha quedado sin el Balón de Oro y el FIFA World Player, víctima de un Mundial al que acudía como gran estrella y del que salió muy perjudicado.

Pero, pese a sus últimas decepciones, el brasileño sigue siendo el jugador más decisivo del Barcelona: en los últimos meses, ha sostenido al equipo azulgrana ante la ausencia del camerunés Samuel Eto'o y del argentino Leo Messi, recurriendo a su faceta goleadora.

En su cuarta temporada como jugador del Barcelona, la estrella de Ronaldinho no se apaga, y atrás queda aquella promesa de crack que llegó al club catalán de la mano del entonces recién elegido presidente Joan Laporta.

SU SECRETO
La clave de su éxito está en el fútbol, pero también en su aura mediática que le lleva a ser el hombre-anuncio de un sinfín de marcas.