Mira, como ya es tradición en mi familia, siempre nos reunimos donde un tío o una tía; pero este año no fui, ya que quería hacer otra cosa. Entonces, decidí quedarme en la casa con mis vecinos y amigos de mi edad, pues tengo 22 años.

Entre bailadera, comida y relajos, llegaron los tragos y nos pasamos de copas y fue cuando se inició el problema. La cosa empezó cuando mis vecinas y amigas me pidieron mi recámara para estar con unos chicos, y se las presté sin decir nada, ya que yo también quería estar en la recámara de mis padres con otro chico que me tiene loca desde hace años.

Bueno, fue allí donde precisamente mi hermano mayor, quien regresó a casa, me vio haciendo el amor. No me dijo nada, pero tengo la vergüenza de mi vida, ya que el chico con quien estaba, tiene su novia y yo fui sólo el pasatiempo de la noche.

Su noviecita se había ido para el interior. ¿Qué hago, Moza?

Se despide, Chica penosa.

HICISTE MAL
Amiga, tu vergüenza es bien ganada, así que tienes que tomarla con mucha serenidad. Mira, nunca debiste prestar tu recámara a nadie, y menos utilizar el aposento de tus padres, eso no se hace por respeto hacia ellos y a ti.

No entiendo cómo es que decides quedarte en tu casa para hacer tremenda rumba, cuando la Navidad es para pasarla en familia.

Pero bueno, ya sucedió, así que eso te queda de lección para las futuras navidades.

Ahora no te extrañes de que tus vecinos hablen de ti y de tu casa, pues debiste medir las consecuencias.

En cuanto a tu reputación, debes estar preparada para lo que digan, sé fuerte, recuerda que esto pasará después de un tiempo.

En cuanto a tu hermano, es mejor que hables con él y le digas lo sucedido para que lleguen a un acuerdo y prométele que jamás lo volverás a hacer. La vida continúa y no vuelvas a caer en ese error.