Un lector de DIAaDIA hizo llegar la siguiente oración, que compartimos con todos ustedes hoy, cuando termina un año y comienza otro en comunión con Dios:
¡Gracias, Señor, por todo lo que en este año me diste!
¡Gracias por las noches tranquilas y por las inquietas horas oscuras!
¡Gracias por la salud y la enfermedad, por las penas y las alegrías!
¡Gracias por todo lo que me prestaste y después me pediste!
¡Gracias por la sonrisa amable y la mano amiga, por el amor y todo lo hermoso y dulce!
¡Gracias por la soledad, por el trabajo, por las dificultades y las lágrimas, por todo lo que me acercó a Ti más íntimamente!
¡Por haberme dejado vivir, gracias Señor!
¿Qué me traerá el año que comienza?
¡Lo que Tú quieras, Señor! Te pido fe para mirarte en todo; esperanza para no desfallecer; caridad perfecta en todo lo que haga, piense y quiera. Dame paciencia y humildad. Dame desprendimiento y un olvido total de mí mismo.
Dame, Señor, lo que Tú sabes que me conviene y yo no sé pedir: suficientes pruebas que me mantengan fuerte, suficientes tristezas que me mantengan humano, suficientes fracasos que me mantengan humilde, suficiente determinación para hacer cada día mucho mejor que ayer.
¡Derrama, Señor, tus gracias sobre mí y todos lo que quiero, para que en este año que empieza, tengamos el corazón alerta, el oído atento, las manos y la mente activas y el pie dispuesto para extender tu Reino!
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