La peor de todas, según el señor Lucilo Wainora, quien reside en el lugar desde hace tres años, es la calle. Allí ninguna es de asfalto, sino de tierra.

Cuando llueve, tienen que utilizar un palo para subir las escaleras porque "la calle es resbalosa", expresó Wainora, a la vez que recordó la cantidad de políticos que durante campaña les prometieron que les arreglarían las calles, y que "luego de ganar ni se han aparecido por aquí".

Sumado a esto, por las faltas de luminarias hay problemas de seguridad, situación que se agrava cuando llaman a la Policía, que nunca llega.