Qué tristeza me ha causado ver cómo este gran futbolista panameño, como lo es José Luis Garcés, está llevando por mal rumbo su vida. Más cuando ayer pudimos percatarnos de la triste realidad que vive la marginada comunidad de Puerto Caimito, donde las necesidades agobian y se constituyen en el pan nuestro de un gran número de ciudadanos que sólo ven en la pesca la única alternativa para subsistir y que así como Garcés lo hizo alguna vez, sueñan con tener mejores días.
En ese lugar la pobreza es palpable y causa verdadera lástima que un chico con talento como José Luis no sepa darse cuenta de ello y aproveche ese gran don que Dios le dio.
¡Por amor de Dios, reacciona muchacho!
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