Ella empezó a jugar a los seis años con sus primos en Calidonia.

Según cuenta su madre, Katia Montenegro, cuando su niña llegaba a su casa lo primero que hacía era coger la pelota para irse a jugar con sus primos en el barrio de Calidonia. “Su pasión por el fútbol ha sido una constante en su vida, podemos decir que nació con un balón bajo el brazo”, aseguró la señora Katia muy emocionada mientras veía jugar a su hija.

Y es que, a pesar de ser la única niña que juega en el torneo que se realiza en la cancha del Plaza Amador, a la hora de disputar un balón con su picardía de juego amedrenta a la defensa, para marcarle goles al equipo rival y festejar finalmente, como toda delantera, con el grito de ¡gooool!

ASPIRACION
Ashly sueña con jugar algún día en el fútbol brasileño.