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Joyce Baloyes Lobo | DIAaDIA |
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Un accidente le cambió la vida y la falta de recursos le ha impedido recuperarse. María Luisa Yáñez, de 59 años, recuerda como si fuera ayer, los gritos de las personas "se cayó una joven", justo cuando se fue abajo de un "diablo rojo". Todo pasó un día en que unos maleantes mataron a un menor en un bus; en medio de la conmoción, la puerta de atrás del bus estaba abierta y el colectivo la succionó, dejándola debajo de las llantas. Un año estuvo hospitalizada, luego de varios implantes que le dieron la nueva forma a sus piernas, pero esta situación la superó poco a poco. Sin embargo, el proceso de recuperación de la movilidad de sus piernas por medio de terapias, no lo ha podido completar, porque no tiene recursos para hacerlo. Una silla de ruedas le sirve a María Luisa para moverse en su apartamento de San Joaquín, Pedregal, pero por lo estrecho del lugar, usaba una andadera que un día no dio más. "Mira, no puedo enderezar la pierna izquierda"; con las terapias otra cosa hubiera pasado, relató la señora que vive con su nietecito Eric, de 7 años. Como no tenía luz eléctrica en su casa, se golpeó la pierna haciéndose una brecha; esto la motivó a hacer nuevamente los trámites para tenerla de nuevo, pero recibió una desagradable sorpresa. Con recibo en mano, dice que en menos de un mes le facturaron 97 dólares, con sólo un abanico y los focos de costumbre. Uno de sus vecinos cuida a María Luisa y a su nieto Eric, y además de su protección, les da comida. Otras veces se las da el comedor infantil del sector.
PARAMOS
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