Un viejo indio estaba hablando con su nieto. Le decía: -"Me siento como si tuviera dos lobos peleando en mi corazón. Uno de los dos es un lobo enojado, violento y vengador. El otro está lleno de amor y compasión".
El nieto preguntó:
"Abuelo, dime, ¿cuál de los dos lobos ganará la pelea en tu corazón?".
El abuelo contestó:
"Aquel al que yo alimente"...
Alimentamos tantas cosas sin saberlo, sin darnos cuenta.... Cada vez que hablamos con pesimismo, cada vez que señalamos los errores sin construir algo a cambio, cada vez que nos quejamos, estamos alimentando uno de los dos lobos...
Movilizamos toda nuestra energía en ese sentido, cambiamos nuestra postura corporal, segregamos otras hormonas... y todo eso deja huellas en nuestro cuerpo, en nuestra alma y en todo aquello que nos rodea.
Porque como dicen los orientales, "lo semejante atrae lo semejante", y si sólo emitimos pesimismo, falta de esperanza y críticas, eso será lo que atraeremos a nuestras vidas.
Siempre, absolutamente siempre, tenemos el poder de cambiar. A veces no podemos cambiar las cosas, pero sí nuestro punto de vista.
Siempre podemos elegir.
SIEMPRE. Por eso te pregunto: ¿A cuál de los lobos alimentarás hoy?
Tú eres el único que lo puede decidir.
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