Pese a que las autoridades eclesiásticas panameñas hicieron un llamado a los asistentes a los carnavales de no perder la cordura, no faltaron los espectáculos de chicas que mostraban un poquito más de lo acostumbrado por un suéter o licor, además de muchos jóvenes ebrios que eran cargados por sus supuestos "amigos".
Ojalá que en este tiempo de Cuaresma sean muchos los creyentes que reconozcan que la alegría que da el mundo es pasajera, pero la alegría que da Cristo es para toda la vida. ¡Nunca es tarde para el cambio!
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