Edith Martínez es una humilde campesina de la comunidad de Las Minas de Chiguirí Arriba, en el norte de Penonomé, que caminó junto a su esposo e hijos más de tres horas y viajó otras dos en bus para llegar a la Catedral San Juan Bautista, con el fin de recibir la imposición de las cenizas, lo que da inicio a la Cuaresma.
Para ella, la fe en Dios es lo que los mantiene con vida, a pesar de las desavenencias.
Ayer, después de cuatro días de Carnaval, cientos de penonomeños se concentraron en dicha catedral para recibir la imposición de la cruz de ceniza y escuchar el sermón de Monseñor Urias Ashley.
Sin embargo, el caso de la familia de Edith es totalmente diferente. Ellos no saben lo que es una fiesta de Carnaval, son de un área muy alejada y sólo ahorraron como todos los años para viajar a Penonomé y escuchar la misa que comienza la Cuaresma. "Ahorramos algo de dinero para llegar a esta Catedral, a fin de recibir la cruz de ceniza porque creemos en Dios", expresó humildemente la campesina, mientras cargaba a uno de sus hijos al lado de su esposo, que sostenía otro.
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