Este programa consiste en terapias emocionales a jóvenes en riesgos social que, debido a su situación familiar, están cerca de panoramas violentos, están propensos a adicciones o pueden abandonar la escuela, elementos que si no se tratan pueden generar trastornos psicológicos en ellos.

La psiquiatra Juana Herrera explicó que este programa se inició hace cinco años en el INSAM, pero que solo se realizaba con menores que tenían padres adictos o con trastornos mentales. Sin embargo, luego de percibir que las situaciones de violencia en los jóvenes se tornaban más violentas, se decidió ampliar esta iniciativa a todos los que deseaban asistir.

Las terapias duran seis meses y las clases se dan de lunes a viernes. Durante este período, los asistentes son evaluados por psicólogos y psiquiatras que, si notan alguna conducta extraña en ellos, los tratan sin el uso de medicamentos, pues su forma de mejorarlos es emocionalmente.

Alrededor de 50 jóvenes asisten actualmente a las terapias; muchos de ellos han mejorado sus calificaciones y cambiado su conducta violenta.