Palmo a palmo ha conquistado terreno, con esfuerzo y disciplina. Eso por supuesto, no ha sido fácil.

La mujer, por generaciones estuvo sumisa obedeciendo y circunscribiéndose al espacio doméstico. Era la servidora del hombre, la que le daba hijos. Casi era la sombra del hombre. Con los años, el hombre aprendió y aceptó que ella es tan capaz como él, que es inteligente, que tiene sueños, que merece alcanzarlos y que en el mundo las tareas tienen que ser compartidas. Por ello debemos educar a los niños y niñas; hacerlos conscientes de que ningún sexo es superior al otro, que los méritos son los que hablan sobre quién es quién, que hay deberes y derechos tanto para hombres como para mujeres, que la sociedad tiene que vigilar que se cumplan y respeten.

LA EXPERTA
A juicio de la pintora Marta Noemí Noriega, el mayor desafío de la mujer es "ser mujer y no tratar de ser hombre. Sentirse femenina, conforme con su cuerpo, respetar su cuerpo, comprender que en él pasan cosas que deberían estar sucediendo naturalmente y no están sucediendo".

Ella añade que la mujer "debe dejar de negar su cuerpo y sus sensaciones y sentimientos. Debe comprender que el cuerpo es el estuche de uno y hay que quererlo, respetarlo y hacerlo respetar".

Ella, junto a otras pintoras y fotógrafas, entre ellas cinco kunas, exponen hasta fin de mes en el vestíbulo del INAC, en la colectiva "Improvisación femenina".

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