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Joyce Baloyes Lobo | DIAaDIA |
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Su mirada triste denota preocupación. Juliana de Gaisamo cose afanosamente las cestas tradicionales hechas de chunga, para conseguir unos reales y comprar los uniformes de sus cinco hijos, que esperan ir este año a la escuela. El desempleo y la pobreza ronda su humilde casa de madera, ubicada en la comunidad Emberá Purú, en San Miguelito, puesto que su esposo no tiene trabajo y por el momento ella sustenta su hogar. Además, busca otros ingresos en su comunidad. "Tendré que hacer un sacrificio para mandar al que va para kinder, la de segundo año y sexto año". Junto a su familia salieron hace seis años de Yaviza, Darién, buscando la superación de sus vástagos, para que tengan las posibilidades que ella no tuvo. Sabe que en su comunidad lo que abundan son las necesidades, pero en su pueblo natal no veía futuro, sólo tenían el tambo donde vivían. Por lo pronto, buscan entre cajetas los uniformes que posiblemente no le quedan a sus hijos.
NO HAY TIEMPO
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