La sangre de ese gran guerrero, llamado Urracá, corría por las venas de Julio Aparicio.
Era la parte baja de la cuarta entrada, recortada en dos tercios, cuando Aparicio llegó al cajón de los bateadores, con el marcador en contra de su equipo, Veraguas, que caía por 4 carreras por 2 ante Chiriquí en el estadio Nacional Rod Carew.
En ese acto, había un corredor en la tercera almohadilla y otro en la primera, cuando uno de los expertos en materia de béisbol pronosticó que sólo un milagro podría cambiar las acciones del juego.
De repente... ese milagro se dio, cuando un terremoto de alta fuerza se produjo en el plato y esa "blanquita" fue despedida con un beso en el "Gigante de Mocambo" por todo lo largo del jardín izquierdo.
Allí iba Aparicio, recorriendo las bases con una sonrisa que en ese momento opacó el astro más poderoso del universo. Esa fue la jugada clave, la que llevó a Veraguas a coronarse ayer en el Campeonato Nacional de Béisbol Intermedio, por segundo año consecutivo.
Al final, Veraguas derrotó 6 carreras por 4 a Chiriquí y, de paso, se ganó el derecho de representar a Panamá en el Torneo Latinoamericano de Béisbol Intermedio, que se celebrará en Monterrey, México, del 30 de junio al 9 de julio.
Sin lugar a dudas, Aparicio fue el héroe del partido, al batear de 4-4, un cuadrangular, con tres carreras anotadas y tres empujadas.
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