El viento es otro de los factores que puede estropear mucho nuestras plantas en invierno. Por una parte, es un elemento que reseca mucho el terreno; por otra parte, su acción mecánica sobre las ramas u hojas. Además, en zonas cerca del mar, el viento arrastra sal que resulta perjudicial para las plantas. Siga estos consejos:
Construir pantallas protectoras para detener la fuerza del viento. Éstas pueden realizarse con madera, bambú.
Protegerlas con setos naturales. Así por ejemplo, los cipreses se utilizan como pantalla habituales en lugares muy ventosos. Se ha calculado que un seto de metro y medio reduce la fuerza del viento en un 50% para plantas situadas sobre los 8 metros. Este porcentaje disminuye hasta el 25% a 15 metros y el 10% a 30.
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