El abismo cayó Sobre su espalda Después de ser amigo Después de ser leal Y no hubo suficiente olvido Para sepultar sus huesos Para esconder su sangre
Hablar de los sicarios colombianos que delinquen en el territorio panameño, sin mencionar a los funcionarios que reciben sustanciosas coimas por permitirles sus oportunas entradas y salidas de este terruño es simplemente demagógico. Pero raya en burla cuando quien da esa declaración es alguien vinculado a capitales colombianos mal habidos.
El abismo cayó Sobre su espalda Luego de caminar entre los abrojos Luego de incendiar espinas Y no hubo suficiente oscuridad Para apagar su estrella Para sofocar su luz
Una cultura que antepone los dólares por encima de la gente, tarde o temprano termina matando personas. Ahora todo el mundo pide mano fuerte contra los capos gatilleros. Yo estoy de acuerdo. También pido mano extra-dura contra los banqueros lava dinero y los políticos corruptos. Mientras éstos vivan gozando de los beneficios de la impunidad, la violencia será el pan nuestro de cada día.
El abismo cayó Sobre su espalda Sin preparación alguna Sin la adecuada despedida Y no pudo la humareda Ocultar la nobleza Desorientar al héroe
Quiero terminar señalando algo muy importante. El 10 de marzo de 2009 el Director del Instituto Nacional de Cultura de la República de Panamá fue asesinado en las calles de la ciudad capital. Quedó atrapado en una balacera producto de un asalto frustrado. Triste. Lamentable. Pero me siento obligado a resaltar la razón por la cual el señor Anel Omar Rodríguez se encontraba en esa fatal calle. Estaba despidiendo a unos amigos cubanos. Estaba cumpliendo con su deber como funcionario público. Amistad. Responsabilidad. Prefiero quedarme con estas palabras. Quien quiera hacer homenaje a la memoria del amigo asesinado, que no las olvide y que las convierta en fundamento de su quehacer cotidiano. Quien es amigo, quien es responsable, no mira para otro lado.
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