Sólo quedaron con la ropa que tenían puesta. La familia Rivera-Labrador tendrá que empezar de nuevo. El fuego del viernes en el edificio 51, en calle José A. Sosa, en el barrio Chino, los dejó sin nada.
Francisco Rivera, padre de 5 hijos, denotaba rostro de angustia, porque con algo de suerte, obtiene para mantener y educar a sus vástagos, siempre y cuando sea buena la pesca. Su esposa María contó que a veces no tenían ni para comer y ahora lo han perdido todo, incluso, los uniformes y útiles escolares de sus hijos. La única que estaba en casa al momento del fuego era su hija mayor.
Ellos esperan que se les brinde el apoyo necesario para reconstruir su hogar, pues el siniestro empeoró la situación por la que estaban pasando.
Durmieron en casa de un familiar, al igual que el resto de los damnificados. Rechazaron irse a la pensión Santa Ana, porque está en malas condiciones.
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