La mayor parte de los niños que tartamudean deja de hacerlo a medida que van creciendo.
Alguien que tartamudea suele emitir algunos sonidos más largos, le cuesta trabajo comenzar una palabra nueva, repite vocablos o partes de los vocablos y se pone tenso cuando intenta hablar.
Cuando se esfuerza por expresarse quizás pestañee rápidamente o le tiemblen los labios y la mandíbula.
En las causas hay una interrelación de factores biológicos-psicológicos y sociales.
TERAPIA
No existe una cura, pero algunas terapias de reeducación del habla y control de las emociones, pueden ayudar a impedir que los niños continúen con este problema durante toda la vida.
Es aconsejable hablar con la persona de forma pausada, manteniendo el contacto visual con ella.
Los varones son más propensos a la tartamudez.
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