La pregunta es válida para todos los partidos políticos que participaron en la reciente contienda. El país debe saber quién donó cuánto.
No se trata únicamente de repudiar el dinero y punto, en un arranque de moralidad excesiva. El punto es que estos donantes se quedan quietecitos, esperando el momento justo para pedir retribución, tanto a los partidos en general como al ganador de manera muy especial, ganando poder que no debieran tener.
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