La muy descuidada cantante, Britney Spears, pasó otro susto con su hijo Sean Preston, de ocho meses.

Hace un par de meses, el niño se cayó de una silla de bebé y se golpeó la cabecita, lo que provocó que autoridades visitaran su residencia.

Bueno, les digo que nuevamente el pequeño se cayó, pero esta vez de las manos de la cantante.

Según las versiones, Britney tropezó debido a sus largos pantalones que se enredaron con sus sandalias, lo que provocó que el pequeño se le cayera.

Afortunadamente, el bebé se salvó de golpes, gracias a la pronta reacción de uno de los guardaespaldas de la estrella. Cuenta un testigo: "Spears no pudo mantener el equilibrio, porque en una de las manos también tenía un vaso con hielo".

La actriz y cantante se retiró, visiblemente nerviosa, luego del incidente y dijo a los paparazzis, apostados en el lugar: "por esto es que necesito un arma".

¡Tiene que ser más cuidadosa!