Él fue operado, pero quedó con un sólo riñón, porque se agravó la enfermedad. A esto, se le sumó una ostoeoporosis que acaba con su cuerpo y casi no lo deja caminar. "Cualquier movimiento que haga es peligroso, porque no tengo calcio", expresó Santiago, quien tiene que tomar vitaminas, leche y jugos que deben estar en refrigeración. Lo triste es que estos productos se le dañan a cada rato, ya que no tiene refrigeradora.

Cuando DIAaDIA lo visitó, él estaba sentado. Al entrar a la residencia, ubicada en Villa Grecia, se observó que la casa no tenía puerta y en su cama solo hay un pedazo de tela a la que el llama "mi sábana".

Él reveló que no sabe si está mejor en la silla o en la cama.

Confesó que cuando se va a bañar es una odisea, puesto que la pluma está ubicada detrás de la vivienda. Aunque este tramo es relativamente corto, para este anciano es eterno, por las piedras que debe pasar. Narró que como está solo siempre dice "Dios, agárrame" para no caerse en el baño. Adicionala este suplicio, Santiago dijo que tiene cataratas.

Para comer, lucha a diario con un solo fogón que le funciona como estufa.

ESTA SOLO
Santiago está solo. Una hija que vive cerca es la que lo va a visitar y lo ayuda un poco. Conocimos que un sobrino es el que lo lleva a las citas al Instituto Oncológico y recordó que desde que se enfermó sus tíos, primos y demás hijos le dieron la espalda. Para él, su única familia son sus vecinos que siempre están al pendiente.

Gracias a ellos puede comer, porque no goza de una jubilación. Su preocupación es que en su última cita le mandaron a comer vegetales para poder combatir la enfermedad, pero lamentó que no tiene para eso.

Pese a estos males, el señor no se deja vencer y agradece al Creador por los días de vida.

Manifestó que se siente orgulloso de haber trabajado como conductor de bus, guardia de seguridad y lucha diariamente con lo poco que tiene.