Peligrosas. En una noche sin luna, húmeda y fría, el equipo de DIAaDIA se trasladó a una apacible calle de Vista Hermosa, donde mujeres se ganan la vida con el negocio más viejo del mundo.
Eran las 10:00 p.m. cuando los reporteros, fotógrafo y el conductor de DIAaDIA llegaron a observar el comportamiento de las damas de la noche, que tanta preocupación y molestia han causado a las personas que residen en ese sector de la ciudad capital.
Las horas pasaban y las "niñas" brillaban por su ausencia. Solo las luces de las sirenas de los radiopatrullas que pasaban a cada rato por el lugar alteraban la tranquilidad del área. La misión parecía destinada al fracaso; sin embargo, había que seguir esperando a ver si las damas de la noche hacían su esperada aparición.
Por fin, a las 10:45 p.m. una morena robusta de unas 160 libras de peso, cabello corto, estilo hombre, apareció en escena. No habían pasado ni cinco minutos cuando un taxi se estacionó al lado de la mujer, pero no para solicitar sus servicios, sino para dejar a otra fémina de extensiones amarillas.
Al dar una vuelta, otra dama llegó al lugar, también de tez morena y vestida con una minifalda. Todas se hicieron a la orilla de la vía Fernández de Córdoba y de inmediato comenzaron los autos a llegar y llevarse a las mujeres. Mientras todo eso ocurría, el reportero gráfico y el conductor de DIAaDIA les tomaban fotos a las mujeres escondidos detrás de una palma que había al lado de una estación de gasolina sobre la vía Fernández de Córdoba.
Las sexoservidoras se iban con un cliente y a los 30 minutos ya estaban de vuelta en la misma esquina, listas para conseguir otro hombre que estuviera dispuesto a pagar por sus servicios. Después de tanto observar, había que abordar a una de las chicas para ver qué era lo que ofrecían y cuánto eran sus tarifas.
Con las ventanas del auto semiabiertas y todos los seguros puestos, el reportero de DIAaDIA se acercó a una de las muchachas, vestida con una blusa negra escotada que dejaba ver su enorme busto; su cabello era largo teñido de amarillo, su maquillaje no ocultaba una cicatriz que tenía en la mejilla, específicamente del lado izquierdo de su barbilla: "¿Que deseas papi, sexo oral o sexo?". En realidad, había la duda en el equipo de DIAaDIA de si se trataba de un travesti o una mujer.
"¿Cuánto me vas a cobrar?", se le preguntó. "Si quieres sexo oral son $10.00 y si quieres sexo son $30.00, y puedes hacer todo lo que quieras". Antes de dar sus precios fue clara en que la pensión o el push- botton corrían por cuenta del cliente. Además de que todo se tenía que hacer con preservativos. "Bueno, voy a dar una vuelta y si me decido regreso para solicitar tus servicios", se le informó a la dama de la noche.
Luego de dar otra vuelta, dos más se encontraban paradas en la esquina de la calle, pero a diferencia de las otras, éstas eran de baja estatura y acholadas, y en sus rostros reflejaban que eran mujeres de unos 40 años aproximadamente. Ellas se escondieron en medio de los autos de las personas que viven en el lugar.
Uno de los bomberos de una estación de combustible que está cerca del área donde las prostitutas ejercen su trabajo, dijo a los reporteros de DIAaDIA que esas mujeres tienen más de seis años en ese sitio y que cuando son fines de semana los clientes llegan por montones.
En su relato expresaba que los moradores de los edificios cercanos se molestaban, porque las mujeres les rayaban sus autos con los tacones de sus zapatos y que los policías las corrían del lugar.
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Algunas residentes del área aseguran que las han confundido con las damas de la noche.
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