Detrás de mí, iban mis dos primos más pequeños, que al igual que yo, ya se estaban desesperando porque la tía nos empezó a hacer un poco de preguntas y hasta le dio por enseñarnos los animalitos que tenía en su pequeño zoológico, pero el "tente allá" nunca llegaba.

¡Jo!, ya había pasado más de media hora cuando la tía finalmente nos dio un "duro" a cada uno y nos dijo que nos podíamos ir. ¿Y el "tente allá"?, "díganle que se lo mando después", dijo.

¿Cómo? ¿La tía nos hace perder tanto tiempo de juego para decirnos que después mandaba el "tente allá"?

Refunfuñando, nos regresamos a la casa y dijimos al abuelo lo que pasó, quien en vez de ponerse bravo con la tía, sonrió y nos contestó "está bien".

Tiempo después, descubrí la estrategia del abuelo, y así, como esa vez él hizo que la tía nos entretuviera para hablar cosas de grandes con los tíos, más de una vez la utilizamos para ahuyentar a los más pequeños cuando no queríamos que estuvieran en los juegos de los más grandecitos.

milagros. [email protected]