Esta señora hace cuatro años manifestó que tenía irritados los ojos, con un terrible enrojecimiento. Su situación fue empeorando y, además del mal aspecto que presenta su vista, lo peor es que ya no puede ver.

Esperanza, de 44 años, se tapa sus ojos con una venda, porque su dignidad es mayor, y lo que menos desea es causar miradas de asombro, que a la larga le hacen sufrir un dolor mayor.

La afectada indicó que le dijeron que su mal tiene solución; sin embargo, la falta de dinero le impide visitar un médico y por eso solicita a algún galeno que la revise y al Gobierno que la ayude, ya que el vivir entre las sombras es su principal agonía.