La razón es sencilla: los afecta directamente, ya que "somos los padres de familia quienes cubrimos la educación de nuestros hijos". Además, los estudiantes se retrasan en sus materias.

Gómez recordó la huelga del año pasado, protagonizada por los educadores, en la que al final de la jornada, sus hijos no entraron ni a la universidad de Panamá ni a la Tecnológica. Eso nos dice: "la huelga no favorece a nadie".

Aseguró que de todas maneras, el Estado le pagará los salarios a los educadores vayan o no vayan a trabajar; sin embargo, las clases no se recuperan.

MEDIDAS
Aunque espera que impere la negociación, dijo que en caso de huelga, "nos tomaríamos las escuelas", irían con sus hijos a los planteles, y si los educadores no quieren dar clases, exigirían al Ministerio de Educación que nombre otros docentes.

Con respecto a la propuesta de los 190 balboas, a los que aspiran los educadores, cree que deben ponerse la mano en el corazón porque es algo exagerado, pese a que todos en este país tienen derecho a pedir aumento salarial. A su juicio, no quedaría nada para materiales, computadoras y habilitar más aulas.

¿APRENDEN?
Saben que después deben estudiar a la carrera el material atrasado, ya que no terminan el calendario escolar.