Las niñas suelen querer imitar a sus madres maquillándose desde muy pequeñas, jugando con sus amigas a la "peluquería" o a ser "modelos" .
Es un juego natural y normal desde pequeñas, pero su piel es aún muy sensible y ciertos maquillajes pueden provocar reacciones alérgicas, que pueden ser suaves, hasta grandes y, en ocasiones, peligrosas erupciones.
Con esto coincide el reconocido estilista Charlie Cuevas, quien asegura que "antes de pensar en maquillaje, a las niñas hay que educarlas en el cuidado de la piel, por ello es bueno tener un liquido limpiador y scrub, para mejorar la piel".
Entonces, lo mejor es guiar en el juego a nuestras hijas para que su crecimiento esté libre de malos momentos, al menos en lo que a maquillaje se refiere.
Alrededor de los 6 años, toda niña ya comienza a probarse brillitos, sombras, esmaltes, pinturas de labios, etc. Ya alrededor de los 11 ó 13 años, al tener sus primeras salidas con amigas y amigos, el maquillaje forma parte de sus preparativos previos.
Cuevas afirma que de los 14 a 14 años y medio las niñas pueden comenzar a usar lo básico en cuanto a maquillaje se refiere, como brillo de labio, rimel y delineador.
Estos elementos cosméticos, en la mayoría de los casos, son prestados por las mamás, tías, abuelas, primas o hermanas mayores. Esto trae como consecuencia que las madres suelan comprarles cosméticos de baja calidad y más económicos, pero esto puede ser contraproducente, explica.
Muchas de las sombras, lápices de labios, rubores o máscaras de adultos muy baratas, pueden provocar reacciones alérgicas y perjudicar o dañar la piel de la niña o adolescente.
Por eso, el experto recomienda invertir un poco más de dinero en marcas confiables, incluso algunas tienen maquillajes específicos para niñas y adolescentes.
En cuanto a los colores, se recomienda los tonos pasteles (rosado, celeste, verde) los brillos beach y rosado; y en el caso del rimel, lo mejor es negro para las pestañas de ese color y chocolate para las niñas rubias.
El especialista también se siente en total desacuerdo con los concursos de belleza infantiles, en los que las niñas intentan verse como adultas para ser graciosas, ya que es un adelanto psicológico innecesario para las infantes. "Cuando lleguen a la adolescencia, sólo tendrán un hilo de cejas y siete colores de sombras", asegura el estilista.
Por otro lado, cuando nuestra adolescente ya se encuentre en sus 15 ó 16 años, una buena propuesta es enviarla a un curso de cómo maquillarse. La voz de una profesional puede ser muy importante al momento de querer lograr un maquillaje natural, y saludable para su joven rostro.
ACEITE DE VIDA
Aplicar aceite de semilla de girasol en la piel de los neonatos muy prematuros durante la estadía en el hospital, reduce su mortalidad, según indicó un estudio realizado en Bangladesh.
Este beneficio de los emolientes se debería a que estos productos mejoran la barrera cutánea, lo que protege mejor de las bacterias, la sequedad y la pérdida de calor. Quizás el aceite actúa no sólo sobre la piel, sino que tiene un efecto sistémico debido a su penetración en el torrente sanguíneo y hasta en la función de barrera del tracto gastrointestinal, hipotetizó el estudio. El masaje al aplicar el aceite también podría tener un buen efecto, añadió. Los autores analizaron los efectos de una terapia para mejorar esa barrera sobre 497 neonatos muy prematuros (nacidos en la semana 33 de gestación o antes) en el hospital pediátrico Dhaka Sishu, en Bangladesh.
MAMA Y EL ASMA
Un estudio asegura que los hijos pequeños de mujeres con ansiedad crónica y depresión, tienen riesgo de desarrollar esta enfermedad. La depresión pos-parto sería otro de los factores.
Otros estudios identificaron la depresión pos-parto como un factor de riesgo de asma en niños con predisposición genética. Sin embargo, se desconoce si los niños sin esa predisposición, pero cuyas madres tienen trastornos psiquiátricos distintos a la depresión pos-parto, también corren riesgo de sufrir asma.
Uno de los estudios determinó la prevalencia de asma a los 7 años, entre 13.907 niños nacidos en Manitoba, Canadá, en 1995, a través de los registros clínicos del Plan de Seguro de Atención de la Salud. El estrés materno se determinó a través de consultas médicas, hospitalizaciones o prescripciones farmacológicas para la depresión o la ansiedad.
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