Irma Hernández, una de las afectadas, aseguró que diariamente debe acudir a otras comunidades para obtener un poco del vital líquido.

Denunció que a consecuencia de estar cargando tanques de agua le ha salido una hernia, puesto que el mal estado de la carretera hace imposible que los carros cisternas lleguen a las casas.

Anteriormente, la distribución de agua era cada ocho días, aunque tras una protesta se logró que fuera cada dos días. Aun así, en ocasiones se debe hervir el agua lluvia para tener para beber en las casas, dijo.

"Las mujeres que estamos en casa" somos las que debemos cargar el agua en carretillas hasta las casas o pedir el favor a algún vecino, comentó.

La red de tuberías instalada en el área fue costeada por la comunidad con la esperanza de recibir agua en las viviendas, lo que ha sido un total fracaso, aunque el recibo de agua de cada mes sí llega a tiempo.