Dos chancletas amarradas es lo que Oclides Cruz utiliza en su brazo derecho para sostenerse y poder movilizarse, ya que sus piernas nunca le han respondido.
Con una inmensa sonrisa y peculiar brillo en los ojos, este hombre de 30 años nunca ha podido hablar ni caminar, debido a que su madre sufrió polio durante su embarazo; por eso, su prima Maritza ha tenido que cuidarlo y velar por él desde hace más de 11 años.
Aunque poco se le entiende al hablar, "Quiyo", como lo conocen en Burunga de Arraiján, donde reside, es muy conversador y se la pasa dándole la hora a todos, ya que pese a que sólo utiliza un brazo lo adorna con relojes, los cuales asegura su prima son su pasión.
Con el sueldo de guardia de seguridad que dice Maritza que gana su esposo, le han podido construir un cuartito, donde además de una radio dañada, un colchón que no utiliza y su ropita desgastada, se encuentra la hamaca donde duerme porque el mismo "Quiyo" asegura que "dormir en la cama nunca le ha gustado".
Lo que pide es muy poco, sólo que le regalen una radio, le ayuden a sacar la cédula de identidad personal y unos cuantos pantalones.
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