Estaba conversando con un amigo que me contaba muy emocionado sobre unos negocios que desea hacer.
Lo que me impresionaba es que a sus veintitantos años en vez de estar pensando en salir y "parrandearse", (como hablan los jóvenes), el buen dinero que se gana gracias a su trabajo, el cual consiguió luego de muchos años de estudios, me decía que deseaba invertirlo en muchos negocios. Muy optimista aseguró que en cinco años vería los resultados.
El joven confesó que preferiría ahorrar lo que le sobraba de su salario y crear algún "negocio propio", el cual no necesariamente es una cadena de almacenes, pero sí algo propio. Y mientras seguía la conversación me di cuenta que quería más y más. Él mismo se preguntaba, ¿por qué la gente no invierte en algo o ahorra para después gozar de los beneficios? Ignorar este reto es gran error de todos los jóvenes, pues debemos ahorrar, aguantarnos, tener un poco de paciencia y después disfrutar de ese sacrificio. Eso es duro y me incluyo, porque sólo esperamos la quincena para ir a ese almacén y comprar esa cartera o esos zapatos que nos gustan, que nadie dice que no lo hagan, pero no gastar todo porque después, ¿qué nos queda?
Ahora que viene el décimo hagamos este ejercicio. Sin desesperarse, pues dice el dicho: "El que guarda siempre tiene".
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