El folclorólogo Rolando Espino recuerda que Darío, junto a su conjunto, tocaron muchas veces en su casa para alegrar las fiestas. También hacía gozar a los turistas que llegaban a esa área.

"El ponchi", a sus doce años, fue muy famoso en su pueblo por tocar el acordeón acostado, agachado, brincando y hasta meneando la colita. Cosa que no ha perdido, porque aún lo hace, eso sí, menos tirado en el piso. ¡Ohh!