Beker no quiere que su hijo deje de ir a la escuela, no hay para mandarlo. (Foto: Itsel Miranda Jordán / EPASA)
Itsel Miranda Jordán
| Bocas del Toro, DIAaDIA
En compañía de su hijo de 15 años, Samuel Beker, un hombre de 55 años, que por cosas del destino ahora no puede movilizarse con facilidad, se la pasa sentado en un banco improvisado y ve pasar el tiempo desde la ventana de su alcoba, que da a la calle.
En la comunidad de Panagro, corregimiento de Chiriquí Grande, en una humilde vivienda deteriorada por el paso de los años, Beker aún no pierde las esperanzas de mejorar las condiciones de su casa y poder recibir apoyo para su hijo Martín.
A orilla de la carretera que divide a la comunidad conocida como Panagro, a mano izquierda, se ubica esta humilde morada de madera, que está sobre unos pilotes deteriorados por el tiempo, pero que todavía soportan el peso de los miembros de la familia Beker, que casi viven a la intemperie. Cuando llueve, la casa por dentro se moja toda.
No tienen nada
Su hija Amalia Beker, una mujer de poca escolaridad, con cuatro hijos y un esposo que no tiene trabajo, además, su hermano y su padre, forman el cuadro familiar de extrema pobreza, que no tienen de dónde obtener el sustento diario y menos para apoyar a un discapacitado.
SENTIMIENTOS
Samuel expresó que desde hace 7 años tiene paralizadas las piernas. "Aún no me han dicho claramente qué es lo que tengo; lo cierto es que mis piernas no me sirven para salir a trabajar como antes lo hacía".
"Me siento a ver por la ventana, y con eso alegro mi espíritu, porque desde allí veo las personas cuando pasan, me saludan y eso me hace sentir un poco mejor", agregó.
"Pero cuando llueve, me da mucha tristeza, porque no puedo ponerme en la ventana; debo cerrarla o todo se moja", relata el entrevistado.
SUEÑOS
Me gustaría poder mejorar la casa y colocar mi cama en otro lugar, para que no se moje cuando llueva; pero no tengo dinero y mi hija no me puede ayudar, aunque quiera.
A Beker le da mucho pesar que no puede ayudar a su hijo que está en el colegio y no quiere que lo deje.
Nazario Taylor, un vecino, sabe la triste situación que atraviesa el señor Beker, ya que no cuentan con una entrada económica y junto a su hijo pasan muy mal.
SOLICITUD
Necesita ayuda. Pidió a la Gobernación una evaluación, pero están esperando.