Edgardo Muñoz aún recuerda la tragedia que envolvió a la tía de sus dos hijas, y muy triste, pero agradecido con Dios, señaló que sus hijas volvieron a nacer ese sábado, cuando un deslizamiento de tierra acabó con la vivienda de doña Julia y con su vida, mientras ésta rezaba.
Las dos niñas, de 10 y 9 años, estaban en casa de doña Julia cuando llovía fuerte en la comunidad de Los Sánchez, en Loma Larga de Cabuya en Antón. Ellas la acompañaban, ya que la anciana estaba sola porque el hijo que vivía con ella había salido a realizar algunas diligencias. Sin embargo, un presentimiento, aseguró la madre de las niñas, la embargó y decidió ir a buscar a las pequeñas.
"La verdad es que fue algo de Dios, sentí que tenía que buscarlas, porque era mejor que con esa fuerte lluvia estuvieran con nosotros. Por ello, las fuimos a buscar", comentó el padre de las pequeñas.
"Unos cuantos segundos pasaron, después de que las pequeñas llegaron a su vivienda cuando se escuchó un estruendo: se trataba de un deslizamiento de terreno que no dio oportunidad de nada. Era como si un volcán hubiera hecho erupción y salimos a ver, ya no había nada, sólo lodo, la casa había desaparecido", comentó Edgardo.
Al salir a ver qué se podía hacer, continuó narrando, mis hijas lloraban desconsoladamente, porque sabían que su tía Julia había muerto y que ellas pudieron haber fallecido también.
Las niñas quedaron traumatizadas, mientras que el padre salió al área afectada, donde encontraron a un hombre herido que perdía grandes cantidades de sangre pidiendo ayuda.
Se trataba de Narciso González, de unos 41 años, que decidió quedarse en la casa de doña Julia en espera de que pasara la fuerte lluvia que caía por casi cuatro horas en la comunidad. Él escuchó el estruendo y alcanzó a correr, y aunque se salvó de milagro, dijo que sí sufrió fuertes heridas porque el lodo se llevaba todo lo que encontraba a su paso.
Narciso, al igual que las dos pequeñas, nacieron ese día, según indican residentes de esta comunidad, ya que en el caso de las niñas un presentimiento fue el que las salvó; mientras que la rapidez del señor Narciso le sirvió para salvar su vida.
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