Para que esos granos queden sueltos, el arroz se calienta en crudo y se fríe en una pequeña cantidad de aceite. Cocínelo a fuego lento en la cantidad justa de agua (generalmente una vez y media del volumen de arroz), para que pueda absorberla sin pasarse de cocción o sin que quede crudo.

Otro procedimiento de preparación es el que consiste en blanquear primero el arroz durante 7-8 minutos en agua hirviendo y luego, una vez escurrido, proseguir la cocción en una cacerola con un poco de agua y mantequilla. De esta manera, mientras el arroz del fondo se fríe, las capas superiores se cuecen al vapor.

El arroz se puede preparar también en el horno, friéndolo previamente en crudo, añadiendo un volumen doble de agua que de arroz y entrándolo unos 45 minutos en el horno. Eche unas gotas de caldo, si ve que el líquido se ha evaporado y que el grano de arroz superficial está todavía duro. Tápelo con una bandeja y papeles y déjelo reposar unos diez minutos.