Félix Tejada realiza una oficio como ninguno: afila machetes, serruchos y tijeras con una máquina manual, en pleno Calidonia.
Desde hace cinco años este humilde veragüense le saca filo a la vida, practicando esta actividad que, aunque no le da mucho, le sirve para comer. Este oficio lo acompaña con la venta de hilos de nailon y cartuchos plásticos.
Tiene una ventaja sobre el resto de los buhoneros. Su oficio es único por el área, aunque no tiene un rótulo que lo identifique. Su medio para publicitarse son las referencias de otras personas.
Las mujeres son las que vienen a amolar cuchillos y los hombres serruchos, machetes y tijeras de podar.
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