¡Qué grande se hacen las personas cuando aceptan sus errores con humildad, y no de una forma defensiva dando excusas que nadie se las cree! Con todo el respeto que se merece el técnico de la selección Sub-17 de Panamá, Julio César Dely Valdés, como jugador, por lo grande que fue en las mejores canchas del mundo, le digo que debe aceptar los errores y no empeñarse en decir a los cuatro vientos que lo que hizo está bien.
No voy a hablar sobre lo que debió o no hacer en el "Pentagonal Sub-17 de El Salvador", pero sí de su reacción ante las críticas que ha recibido por el resultado obtenido en dicho torneo.
Leyendo los escritos de varios colegas que entrevistaron a Julio para saber su opinión sobre el fracaso, nunca esperé que una persona que se le conoce por su don de gente y humildad, saliera con tales respuestas, como que él se ríe de las críticas y que él sabe más que todos los expertos de fútbol en Panamá.
Esas palabras son una manera irresponsable de no aceptar sus fallas, son las mismas de una persona que no tiene argumentos válidos para refutar los cuestionamientos. La forma más inteligente para que entendiera el público es decir: nos confiamos.
Espero que esta lección aprendida en El Salvador, le sirva para reflexionar, así como de experiencia para que en futuras competiciones, sepan afrontar las críticas con la hidalguía y humildad que lo han caracterizado y no caer en respuestas vagas, que sólo él y nada más que él, tiene la razón.
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