Él trabajaba debajo de un vehículo en el taller de su hermano, ubicado en calle séptima Parque Lefevre. Todo marchaba bien y, según contaron residentes del área, de repente sonó su teléfono. Fue entonces que un familiar se lo fue a pasar y descubrió un charco de sangre a su lado.

La desesperación se apoderó de todos, que hasta llamaron al 911 para que le brindara los primeros auxilios, pero ya era tarde, pues Dídimo había fallecido.

Aún con pesar, las personas decían que al joven, al que le decían "Dido", todos los días iba a laborar y que, incluso, dejó unos autos por reparar. Lo describieron como una persona tranquila, que se llevaba bien con muchas personas y que por eso los clientes no le faltaban.

Al lugar llegó el papá, el hijo y otros familiares que lamentaron lo ocurrido y dijeron que Dídimo residía en el área de Vacamonte y que dejó hijos huérfanos.

Momentos de angustia se vivieron cuando llegó el auto del Ministerio Público para hacer el levantamiento del cadáver, y es que la familia aún no creía la tragedia.