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Joyce Baloyes Lobo | DIAaDIA |
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Una alternativa que trae problemas. En un mundo lúgubre, donde no vale quejarse, los reos de la Cárcel Pública de La Chorrera tienen que hacer sus necesidades fisiológicos en bolsitas plásticas. Pero aunque tirar los cartuchitos fuera del penal a los patios contiguos, es la solución a su incomodidad, esto ha desatado un problema mayor entre los vecinos. La paz de los moradores de la calle Ricardo J. Alfaro, en La Chorrera, por la entrada de la "Tulihueca", desapareció hace cuatro años. Desde que el sistema sanitario del penal colapsó y las autoridades optaron por dejar salir los desechos de comida y los desperdicios fecales y de orina, por un drenaje que da justo a la cuneta que pasa por delante de algunas casas, y aunque el resto está en la vía contraria, ésta se desborda por encima de la calle para inundar sus moradas de agua fétida. Brenda Moreno es la vecina más próxima y sufre en carne propia los malos olores. A las 6 p.m. empieza el calvario, cuando dejan salir los desechos, o más temprano cuando llueve, porque en la cárcel piensan que el agua se los llevará, cosa contraria. Se han cansado de exponer el problema ante diversos instituciones, sin remedio. Ante el eco de ayuda, consultamos a una fuente policial, quien nos informó que han elevado la problemática ante el Sistema Penitenciario, por ser un problema administrativos. Además, la Defensoría del Pueblo tiene conocimiento de esta situación. SIN SALIDA
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