Esta chica tiene en sus venas sangre española, darienita, bocatoreña y santeña. Es hija de Dosinda Vasquez, economista y de Rubén Darío Herrera, un abogado que con mucho esfuerzo le ha dado a ella y a sus hermanos una formación integral.

Nadege cuenta con estudios en Turismo y Hotelería y una amplia experiencia en el mundo del modelaje. Obtuvo el premio a mejor rostro en el "Miss Model of the World" en China, el "Miss Beauty Internacioal" en Eduador y fue invitada a participar en las festividades de independencia en Guatemala.

Joaquín Díaz, historiador de concursos de belleza, ve en la joven un cúmulo de cualidades que la podrían hacer pasar al cuadro de las finalistas.

Opina Díaz que la panameña tiene un prototipo internacional de mezcla de razas, es muy disciplinada y se deja guiar sin perder de vista sus criterios. ¡Ay! ¡Qué bien!

Nos cuenta que ella ha tenido buenos maestros entre ellos la psicóloga Yara González, el comunicador Rogelio Justiniani y el especialista en etiqueta Gabriel Velásquez, quienes tuvieron la oportunidad de aportar un granito de arena al utilizar la técnica de jurado ficticio, que consiste en entrevistar a la concursante y formularle un considerable número de preguntas basadas en temas de actualidad social y mundial para medir su capacidad de respuesta ante situaciones de tensión. ¡Todo eso!

En cuanto a su estilo de vestir, el laureado diseñador Moisés Sandoya, quien le proporcionó una de sus más bellas obras de arte, el vestido Rocío, traje de singular belleza, trabajado con escamas de pescado tornasol, esmaltadas en color blanco, además de canutillos, cristales de strass, perlas de agua dulce y chaquiras. ¡Qué belleza!

También contó con el apoyo del cantante lírico y relacionista público Yosua De La Rosa, que estuvo a cargo la orientación de ejercicios vocálicos, para moldear su voz dirigiéndola hacia una proyección más agradable.

Desde hace 23 años Panamá no figura entre las finalistas del Miss Mundo y qué casualidad, la misma cantidad de años de vida que tiene nuestra candidata, quizás con ella se rompa el hechizo. Bueno, sólo nos queda cruzar los dedos.