No hay duda, a los panameños les gusta la salsa. Fueron miles de personas las que llegaron al Figali Convention Center a ver y escuchar a la "Universidad de la salsa", El Gran Combo y al "Caballero de la Salsa", Gilberto Santa Rosa. Al llegar, no me sorprendí; sabía que estos exponentes llenarían tal recinto y es que eran las 11: 00p.m. y aún llegaban amantes de ese ritmo.
Fue una noche de soneo y timbales y de muchos pasos, ya que luego de presentar al panameño Mauses, a eso de las 9: 30p.m., en tarima apareció Gilbertito, quien como siempre anunció que estaba encantado de estar de vuelta en su casa. La cosa no era hablar, porque desde que comenzó, "tiró" todos sus éxitos. Con "Yo no te pido" se inició el repertorio, y lo que causó que muchos se pusieran a bailar; seguido por "Conciencia", "Sin voluntad", "Perdóname", "Vivir sin ella", "Qué manera de quererte" y "Que alguien me diga"; este último el más coreado de todos.
Con esa presentación la noche no había llegado a su clímax, ¡que va! Éste llegó pasadas las 11: 00p.m. cuando la leyenda de la salsa fue anunciada. ¡Qué locura! Comprendí que la gente quería demostrar su habilidad con el puertorro y se comprobó, pues muchos dieron cátedra de este estilo de baile ¡Qué envidia!
"Me liberé" fue lo primero que se escuchó y lo que inició la maratónica presentación de estos astros de la salsa. Me quito el sombrero y les digo, amigos lectores, que esa orquesta, es esa orquesta. Verla en acción es como escuchar el mismo CD, el sonido, y sobre todo, el tono de voz. ¡Sin palabras!
Además de sus pegadísimos temas "Esos ojitos negros", "Brujería", "No hay cama pa' tanta gente", "El menú" y "Caballo", dieron un abreboca de su última producción "Arroz con habichuela". Qué más podemos decir de los maestros del sabor y el "Caballero de salsa"... Dieron tremendo homenaje a las madres. ¡Ah! Se me olvidaba, Showpro alerta con la seguridad, en especial el "77", que no tiene ni un poquito de cortesía. A pesar de que no había lugar para la prensa, no quería que nos colocáramos en ninguna parte. ¡Qué feo!
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