Pablo Picasso

¿Existe la mujer perfecta? Y si existe, ¿quién es la mujer perfecta? ¿La que tiene mucho que lucir en un escote o la que procura tener razones para sonreír? ¿La que se mandó alinear los dientes o la que tiene labios tiernos en lugar de fauces? ¿La más popular de una discoteca o aquella que sólo se conoce al tomarle la mano en una sala del cine?

¿Quién es la mujer perfecta? ¿La que espera su Príncipe Azul o la que construye su castillo? ¿La que aún cree en fantasías o la que nunca aguarda sentada en el sofá un beso de las hadas? ¿La que busca un compañero con un timón fácil de maniobrar o la que espera que sean dos navíos los que partan del muelle?

¿Quién es la mujer perfecta? ¿La que tiene una casa que parece una vitrina o la que vive en una estancia donde los chiquillos pueden crecer? ¿La que es madre al tanto de cada detalle de sus hijos o la que corta con sus muelas el cordón umbilical de sus crías y luego con mano inflexible las aleja del pezón?

¿Quién es la mujer perfecta? ¿La que consuela con su mano la frente de su acongojado compañero o la que le grita: resiste que el dolor no es perpetuo? ¿La que tiene un rostro perfecto o la que ríe sin importarle la invasión de las arrugas? ¿La que huele a perfume o la que permite soñar con la posibilidad de atrapar el aroma de la bahía?

¿Quién es la mujer perfecta? ¿La que emocionada escucha un poema o la que obligó a Cupido a caminar sobre la Tierra? ¿La que tiene mil habilidades o la que sólo sabe convertir la soledad en la más dulce de las compañías? ¿La que es siempre fiel o la que con un beso logra que ya no importe tanto el doloroso desierto?

¿Quién es la mujer perfecta? ¿Existirá? Y si existe, ¿quién decide que ella es perfecta?