Doble luto. La familia Villarreal se había reunido tras el asesinato de Ameth, de 16 años, ocurrido a eso de las 2:00 p.m. del domingo en el río Villa Lobos, cuando recibieron la funesta noticia de que la hermana de éste también fue asesinada por las mismas personas.
Mauris Massiel, de 21 años, le "echó arena en los ojos a sus familiares", que estaban en el sector de Altos de La Bandera # 2 y sin que se dieran cuenta se fue a eso de las 9:00 p.m. junto a su cuñado José Luis Soriano, un cabo segundo de la Policía, que pidió permiso en su trabajo por lo ocurrido al joven, para tratar de enseñarle a las autoridades el área donde vivían los homicidas. Sin embargo, ellos no contaron con que el auto del uniformado fue reconocido y en cuestiones de segundos, cuando estaban en el sector 18 de Abril, en Rana de Oro, los jóvenes apodados "Iván" y "Chombo" les dispararon, hiriendo en el tórax a Mauris y en el brazo a Soriano.
A pesar de que Mauris fue llevada a la Policlínica J.J Vallarino falleció, ella estaba casada y dejó una hija de tres años en la orfandad. Esta información fue relatada por dos de sus hermanos, quienes trataban de comprender cómo en un mismo día les quitaron la vida a dos de los 13 hermanos.
Ellos admitieron que Ameth había abandonado los estudios y que se relacionaba con personas que sí tenían rencillas con otros, pero Mauris no tenía problemas con nadie. Y es que, incluso, era estudiante de periodismo en la Universidad de Panamá, siempre se caracterizó por ser muy alegre, divertida y entusiasta. Ella y su familia pertenecía a la iglesia Evangélica Cuadrangular.
"Creemos en la voluntad de Dios, porque Él es el único juez aparte de las leyes terrenales", se limitaron a decir los hermanos mayores de las víctimas, quienes estaban sentados en un banco fuera de la vivienda, que era custodiada por unidades de la Policía, esto, por cuestiones de seguridad.
LA FAMILIA "PAGA"
En tanto, el subcomisionado Javier Carrillo, director de la Dirección de Investigación Judicial (DIJ), manifestó que casos en los que delincuentes se vengan de las personas con quienes tienen problemas mediante sus familiares son una realidad, y es que, por el sólo hecho de tener un vínculo que los une, las personas quedan expuestas.
Sin embargo, la DIJ no maneja estadísticas de cuántos casos específicos se han dado para determinar qué tanto han disminuido o aumentado esta modalidad.
EXPUESTOS
El solo hecho de ser amigo o familiar de alguien que tiene problemas con pandilleros pone su vida en peligro.
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