Lo malo de los cambios de gobierno es la botadera que se forma. En el revulú se van los que deben y los que no deben. Tal cosa está ocurriendo en todos los ministerios y entidades descentralizadas, donde se están llevando por los cachos a un montón de funcionarios, algunos desvinculados de la política, lo que los convierte en víctimas.
CARRERA
Todo hace obligatorio que de una vez por todas se reduzca el tamaño de la planilla estatal más allá de la mitad, y que se quede la gente estrictamente necesaria y que, por fin, sean inamovibles cuando cambian los gobiernos. De lo contrario, cada cinco años habrá zozobra y desequilibrio.
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