Una mujer saudí fue condenada a 50 latigazos por un tribunal islámico, luego de haber torturado a su hijastra de 5 años de edad obligándola a comer guindillas (pimiento que pica). La condenada admitió durante el juicio haber colocado guindillas en la boca de la niña "como una forma para educarla". La madre de la niña había pedido una acción legal contra la sentenciada por "maltrato" y "tortura" de su hija.