Por primera vez en la historia Panamá vivió ayer su quinto día de carnaval en el estadio Rommel Fernández Gutiérrez.
En esta oportunidad, el rey que se adoraba era el fútbol. Nadie pedía agua, las miles de personas sólo rogaban por muchos goles.
Unos llegaron desde muy temprano con el objetivo de ocupar los mejores lugares dentro del coliseo, mientras que otros se beneficiaban de la euforia que se vivía afuera del estadio para vender un sinnúmero de productos que iban desde carne en palito hasta pañuelos rojos con el nombre de Panamá.
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