Lorenzo es un hombre de origen humilde, que nació y se crió en el Rincón de las Palmas, en Penonomé. Por cosas de la vida, a los nueve años cuando cursaba el cuarto grado, dejó la escuela; sin embargo, no se dedicó a la vagancia como otros niños, sino a tallar madera. A medida que iba mejorando su técnica y experimentaba con distintos materiales, descubrió la piedra de jabón.

Para el tiempo en que se celebraron los juegos bolivarianos en Panamá, Lorenzo hizo más de 700 figuras conmemorativas de Bolívar para ser regaladas a los atletas.

Este artista también recuerda que a su primera clienta, que todavía lo es, le talló varias figuras alusivas al descubrimiento de América. "Le hice dos continentes y el juego de Cristóbal Colón, la reina Isabel, el rey Fernando y las tres carabelas", menciona.

De un tiempo para acá su salud ha mermado, pero aún así, a sus 79 años, mantiene su espíritu tan fuerte como un roble. "Desde que caí enfermo, no se me ha quitado la lucidez del trabajo, a mí me gusta chistear, me gusta conversar. Yo soy un hombre que tengo la vida alegre todo el tiempo", afirma Lorenzo.

Lorenzo ha realizado ya dos exposiciones, asegura que para él lo que lo mueve es que la gente aprecie lo que hace. "A mí me gusta que la gente vea, yo no hago algo porque es vendible, sino porque me gusta", dijo. Dos experiencias curiosas se dieron cuando iba a vender dos de sus obras a los precios de B/. 5.00 y B/. 20.00, al encontrarse con dos expertos, éstos le dijeron que esas obras valían más de B/. 150.00, aunque valoró más sus creaciones, él hace obras a precios accesibles para todos.

RESISTENTES
Sus clientes prefieren maderas como cedro, caoba y laurel, ya que no le entran las polillas.