Hoy no es un día para lamentarse por lo que pudo haber sido y no fue, por los errores cometidos y las batallas perdidas, sino para empezar otra vez con mayor fuerza y con la luz del Espíritu Santo alumbrando el camino.
Empieza otra vez, pero no confiando en tus propias fuerzas, sino en las de Dios, el recorrido no será fácil, pero llegarás a tu destino.
Tus propias fuerzas te hacen ir a la batalla con mayor debilidad, confiar en ti no es la manera de adquirir confianza.
Enfrenta hoy a tus gigantes con la fortaleza de Dios, de esta manera sin duda alguna el éxito estará asegurado, independientemente de las dificultades del camino.
Es bueno que reconozcas tus debilidades y errores antes de enfrentar cada batalla; empero, eso no es suficiente para alcanzar la confianza que necesitas para ganar la guerra.
Ora y confía en Dios cuando aparezca el enemigo. Cuando confías en Dios descubres la verdadera paz y adquieres la seguridad de que todo es posible.
No temas, deposita tu confianza en la fortaleza de Dios y la paz que sobrepasa todo entendimiento guardará tu corazón y tu mente cuando los dardos de la duda y la inseguridad quieran herirte.
Puedes empezar otra vez, déjate guiar por la voz de Dios, a su cuidado no perderás la esperanza y tendrás un destino seguro.
Intenta triunfar hoy, donde fracasaste en el pasado. Elige recorrer el camino tomado de la mano de Jesús, serás invencible.
Él te dará la fuerza, la paz, el amor y la alegría cuando vengan los tiempos de lluvia y dificultad.
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