Lo insólito del hecho es que un policía motorizado con el chaleco del Tránsito, vio lo que sucedía y, simplemente, se fue del área.

Mientras tanto, otro agente policial que no era de esa dependencia, trataba de organizar el tráfico, pero fue imposible. Después de un rato, se dio por vencido y admitió a este medio que no sabía qué hacer.

Pero como no hay mal que dure cien años ni persona que lo resista, los colaboradores del Colegio Bilingüe de Cerro Viento tomaron el toro por los cuernos, dirigieron el tránsito y asunto arreglado. El tráfico se normalizó en cuestión de minutos.