Una labor que merece méritos. Limpiar, alimentar y cuidar a personas que no son sus familiares parece no ser del agrado de muchos, pero es la vocación que tienen 'los ángeles blancos' como muchos le llaman a las enfermeras en Panamá.
Ana Collante siempre soñó con convertirse en enfermera, pues desde pequeña ayudaba a los demás, pero el no tener una buena estatura (1.72), que le exigían en su país de origen (Perú), acabó con sus sueños.
Pero al recibir una invitación de su hermana para venir a Panamá, le abrió las puertas a su sueño y hoy es la jefa de Cuidados Semi-intensivos de la Caja del Seguro Social (CSS). Ella y su grupo de enfermeras viven grandes experiencias todos los días. Una de ellas es lidiar con los dolores de los pacientes que atienden y en ocasiones les ha tocado ver cómo algunos de ellos mueren en sus brazos, a pesar de los esfuerzos que hacen. Otras vivencias son los 'encontrones'; sin embargo, 'los ángeles blancos" no pueden bajar la guardia y es su deber entenderlos.
Hay que tener vocación
Para realizar una labor tan sacrificada hay que tener devoción, afirmó Collante, pues no es solo colocar un medicamento al paciente, sino tener fe en que habrá mejoría. Otro de los grandes sacrificios que implica su profesión es tener que dejar a un lado sus hogares, pues los constantes cambios de horarios les impiden estar con ellos de manera física, porque emocionalmente siempre lo están. "Es estudiar para vivir para los demás el resto de su vida". Así resumen su empleo estas profesionales cuando hoy se celebra el Día Internacional de la Enfermera.
ATENCION
En la CSS atienden cuatro o cinco enfermeras por sala, cuando deben ser siete u ocho.
Según la ANEP, en Panamá hay un déficit de estas en más de un 50% en centros de salud y hospitales.
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