La mujer. al sentir que alguien ingresaba a su residencia, ubicada en Jagüito de El Roble en Aguadulce, se levantó y fue a ver quién era. Para sorpresa, el quinceañero estaba desnudo, pues la ropa la había dejado al lado de la ventana de la que quitó cinco vidrios para ingresar.

En la casa sólo estaba la joven y sus dos hijas, de 13 y 16 años, por lo que ella, al ver que el joven se aproximaba, gritó pidiendo ayuda. El sujeto salió corriendo y dejó su ropa abandonada. La Policía lo encontró en la terraza de una casa vecina, como Dios lo trajo al mundo.